Abrí los ojos

Recodificando el ADN sin perder el alma…

El proceso transformativo cuando tu espíritu te reclama agua porque ha estado con sed por mucho tiempo es irreversible, real, y parte de la misma evolución que los seres humanos hemos añorado por mucho tiempo. 17 de noviembre del 2018 es la fecha de un calendario gregoriano, para mí es el tiempo sin medida exacta donde una serie de eventos, personas e intenciones se sincronizaron para llevar a cabo una ceremonia tan pura y tan llena de simbolismo como lo fue la ceremonia de Huachuma – Abuelo San Pedro planta medicinal traída de las montañas de Suramérica.

Llegué puntual al sitio sorprendida de ver tantos carros, pensé que seriamos unas 10 personas, pero no, éramos alrededor de 40 sentados en un círculo y terminamos siendo 1 solo con todos y todo lo que nos rodeaba. Puede que este concepto suene muy místico y ajeno sin embargo es tan real y posible como la vida misma. Vi mujeres adornando el centro del circulo con pétalos de flores, velas, y piedras de coral. La guardiana del fuego cuidadosamente encendió la madera con mucho cariño e intensión. Durante toda la ceremonia estuvo presente y cuidaba el fuego como el tesoro más preciado sobre la tierra. Cada forma, dirección, y elemento tenía un por qué, un por qué no que era bien claro para mí. Siempre pensé que mi ceguera era heredada, sin embargo la ceguera es impartida por la sociedad a través de muchos años de indoctrinación forzada desde mucho antes que esta tierra se llamara América cuando era libre y salvaje.

Este acarreo de dolor y cárcel tanto física como mental y espiritual me llevó a la decisión más acertada de mi vida a mis 33 años; la decisión de recibir esta planta que es tan medicinal y se ha usado con un solo fin, y ese es el desprendimiento total del ego, del odio, y de la tristeza. Este acarreo me llevo a querer con todo el poder de mi ser a recodificar mi ADN con el propósito de romper ciclos tóxicos de todos mis antepasados, en particular las mujeres de mi familia.

Estaba sentada en la silla, con sabanas cálidas, viendo como el cielo se despejaba y la luna brillaba con un resplandor bien lindo. Me tomé unos minutos para plasmar en papel mis emociones, miedos, deseos e impresiones de ese momento, siempre teniendo en mente mi intención. Al hacer esto no solo recalqué mi por qué, si no que también pose en disposición mi corazón para que la planta se manifestara en mí.

Llegaron los chamanes

Una pareja vestida con atuendos típicos de sus culturas indígenas. La mujer se dirigió al circulo con una voz cálida y fuerte diciendo: “Gracias a todos por estar aquí es este espacio sagrado”. Y con esas palabras el nerviosismo, el miedo y el temor a lo desconocido se fue disipando. Sentí un agradecimiento profundo por su presencia y sentí también una confianza y confort al ver como ella y su esposo se aseguraban que todo estuviera a la perfección, hasta el más mínimo detalle. El altar apuntaba al sol donde renace todos los días: el este.  Los chamanes trajeron varias tinajas con el brebaje de Huachuma y otras ofrendas a las cuales rezaron y dieron gracias. Después el chamán hizo unos anuncios de las reglas del círculo. Se entra y se sale por la puerta y con el sentido del reloj, de esta manera mantenemos el ritmo de las energías en la misma frecuencia. Al escuchar esto me sentí como en mi casa donde existen reglas con el fin de fomentar la armonía con todo lo que nos rodea. Me sentí como en familia. Y bueno al fin me di cuenta que no era “como” mi casa o familia. ERAN y SON mi casa y mi familia pues la casa no es más que un espacio compartido donde existe el amor y el respeto y la familia no es más que seres con los cuales compartimos una conexión más allá de la filial pues a como dije anteriormente, todos somos uno.

Llegó Huachuma…

La primera en tomar de la medicina es la guardiana del fuego. Esto es importante y después entendí por qué. Entonces bebimos todos los del círculo. Uno por uno nos fuimos acercando a la chamana para tomar de un vaso de cristal un líquido verde y espeso que tenía un olor fuerte. Me dijo mi hermana Monica, “sonríe mientras lo tomas” y así lo hice. Cuando tocó mi lengua lo sentí amargo y con un sabor fuerte a lúpulo, pero no tan intomable como lo esperaba. Al darme cuenta que las quejas de mi mente no concordaban con lo que me decían mis papilas gustativas, me di cuenta que al entrar en ceremonia los espíritus disfrutan riéndose de tus expectativas pues como uno espera experimentar lo desconocido, no es lo mismo a lo que uno realmente vive y esa enseñanza es tan invaluable en la vida: Vivir sin tantas expectativas.

Cuando el último tomó de la medicina comenzaron los cantos. Primero los chamanes y después varias personas que son parte de la comunidad. Cada uno canto cantos hermosos que traían mensajes de agradecimiento, de conexión, de admiración por Pachamama, de la familia, y por su puesto del amor. Fue tan lindo oírlas en español y en inglés pues no todos los que fueron hablaban español. Eso demuestra pues el compromiso de los chamanes y del circulo de incluir a todos y todas pues a como ya lo dije, somos familia. Había dos tambores que fueron confeccionados en oración, intensión, caracoles y agua. El ritmo de estos dos tambores era rápido y fuerte y los acompañaba un sonajero y un bastón que representaba el corazón de un árbol antiguo de Suramérica: abuelo.

Historias del abuelo: En la simplicidad está la belleza…

Cuando los cantos pararon, el chamán se levantó y se dirigió a todos. Nos contó varias anécdotas y enseñanzas que su abuelo Manuel le compartió. Enseñanzas que habla de la unidad del ser humano, de la simplicidad de la vida, y de la necesidad que tenemos de respetar y cuidar la madre tierra. Del compromiso que debemos de tener a no abusar de ella y a honorar nuestros antepasados. Mientras más compartía de su abuelo, más sentía el corazón vivo y limpio. Sentía que el pecho se abría y conforme se iba abriendo se iba expandiendo el corazón. Ponía mis manos en el pecho y lo sentí como una fuente de luz y amor. Lo sentí tan profundamente que sonreí mientras mi mirada estaba fijada en el cielo, las estrellas y las nubes. Estaba resguardada en un espacio tan inocente, cómodo, vasto y seguro donde todo era hermoso, todo tenía sentido y propósito.

El cielo dijo “Vos sos agua”…

Los cantos comenzaron de nuevo, y mi viaje hacia el cielo iba al son del tambor y de las voces hermosas que vocalizaban estrofas maravillosas. Siempre con el mismo mensaje de unidad, respeto y amor entre nosotros, la tierra, y el universo. Pasaron unas galletitas que tenían cacao y Huachuma y todos comimos una. Mi intensión de ir a la ceremonia era de tener la capacidad de saber quién era para así recodificar mi ADN y no acarrear los traumas de mis antepasados. Y de repente escucho el susurro “vos sos agua”… No dude de las palabras ni un momento, más bien me aclaró el camino y el propósito de mi vida. Tres palabras que traen consigo tanto peso y tanta verdad. Subí de nuevo la mirada al cielo y vi ancianos indígenas, águilas, peces, palomas, en diseños prehispánicos. También vi como la posición de las estrellas tenían un orden perfecto. El cielo se esclarecía para poder disfrutar del espectáculo astronómico que pasaba esa noche y todas las noches de nuestras vidas. Todas esas noches donde un techo tapa al cielo, donde cortinas tapan los rayos del sol, donde las paredes no dejan al viento pasar. Y ahí, para recalcar el sentimiento vino el viento y me acaricio los cabellos, la piel. La grama me abrazo los pies y vi la tierra respirar.  Llegué.

Historias del abuelo: Las lágrimas que purifican…

Cuando los cantos pararon, el chamán se levantó y se dirigió a todos por segunda vez. Esta vez su mensaje, a partir de las enseñanzas del abuelo, traiga consigo un sentimiento abrumador de desgarro, tristeza, de nostalgia a lo que fue y ya no es y  también la convicción de su corazón de lograr recuperar lo perdido. Esta parte fue bien difícil para mí. Yo siento ese desprendimiento del que hablaba el chaman. Siento ese dolor y nostalgia a lo perdido. Al ver como nosotros abusamos de Pachamama pensando que somos los únicos seres inteligentes sobre el planeta. Exigiendo tanto de ella y ella como cualquier madre, esperando deseosa que sus hijos reaccionen y la dejen hacer lo que mejor hace: renovar y purificar mediante el agua. Y es ahí en ese momento que el susurro se convirtió en grito YO SOY AGUA. Lloré y lloré al darme cuenta de dos cosas importantes, la primera es la realización de los lazos fuertes que tengo con mis antepasados y cómo ellos también sintieron ese deseo de cuidar de la madre tierra y la segunda es la inmensidad de quien soy. El chaman dijo que cada uno de nosotros somos un universo dentro de un gran universo. Llegué queriendo saber quién era y salí con la certeza de que soy agua y por tanto un ser vivo, cambiante, elemental, y purificador. Salí sintiendo una admiración pero sobretodo un amor profundo por quien soy. Salí con mi intención materializada en amor. Que agradecida me siento.

Líquido que cura y se queda…

Anunció el chamán que íbamos a tomar un segundo vaso de Huachuma y era opcional. Esta vez se iba a repartir a cada uno desde su asiento. Cuando me llegó el turno, no me cohibí, recibí la segunda porción con una felicidad enorme. Es como parar en la mitad de tu sendero a tomar agua para recuperar energías y seguir hasta la cima de la montaña. Cuando se repartió hasta la última persona, el chamán reanudo los cantos. Las ramas de los árboles se movían con el viento en una danza tan mística y sincronizada, cada una de las hojas se volvió color blanco como si tuviese nieve y vi varias caritas sonriéndome. Cerré los ojos y vi lo mismo a pesar que los tenía cerrados entonces los volví a abrir, esta vez viendo el fuego que al igual se movía con el viento en una danza tan natural y perfecta. Descubrí que, así como las nubes, los árboles, el fuego y todo lo que existe se mueve en esta danza armoniosa, así nos pide Pachamama que nos movamos nosotros los humanos en vez de andar por la vida adormecidos, distraídos, desconectados, cansados, sin vida. Esta vez el líquido que tomé entraba a mi cuerpo para curar y salía de mis ojos en forma de lágrimas llenas de felicidad en un estado de nirvana eterno.

En eso subo la mirada al cielo en dirección este y vi lo que parecía una mega estrella, hermosa, bien brillante que no parpadeaba. Baje la cabeza y veo a mi alrededor dandome cuenta que no soy la única viendo ese despliegue celestial en todo su esplendor. Éramos varios sonriéndole y admirando esa estrella que brillaba tan intensamente. Después los chamanes pasaron otra vez de las mismas galletitas. Que seres tan generosos, tan sabios, y tan encaminados a la luz. Todo lo que compartieron con nosotros fue en abundancia y en amor genuino. Pasaron un incienso que olía tan rico y de repente sentía como el humo abrazaba mi cabeza. Levanté mis manos hacia el cielo y me toqué la cara. A pesar que eran mis manos, no las sentía mías, era él, Huachuma, sosteniendo mis mejillas y sobándome la frente como lo hace un abuelo a sus nietos, con mucho cariño y ternura. Eran mis manos guiadas por él para que sintiera el cálido roce de un ser que estuvo aquí mucho antes que yo y que me colmaba de sabiduría para recordarme que soy especial, que soy parte de una tribu que sigue viva, que no son solo parte de libros históricos, que viven en mí y en toda mi familia.

Se asomó Inti: Dios Sol…

El cielo comenzó a esclarecer. Los primeros indicios del amanecer. El chamán trajo al círculo una cubeta de agua la cual bendijo y elevó muchas oraciones. Habló sobre el agua, lo que significa para nosotros y lo importante que es venerarla. Después él y su esposa dieron infinitas gracias y pidieron por nuestros antepasados, por nosotros, por la madre tierra, y por ellos mismos. Estas dos oraciones causaron una cascada de lágrimas entre todos incluyendo los chamanes. En esas oraciones habitada un mar de sentimientos que se canalizaban en plegarias siempre dándole honor a Pachamama a los siete puntos universales. Fue un momento bien emotivo para mi pues a como ya lo había mencionado, Huachuma me dijo que yo era agua. Eran oraciones elevadas a mí, a todos, y a todo. Un conjunto entrelazado donde el tiempo y espacio no existe, solo la fuerza más poderosa del universo: El amor.

Centellas de luz cruzaban las nubes como espadas de oro iluminándonos la cara y el corazón. Jamás había visto un amanecer tan mágico y tan significativo para mi vida. El darme cuenta que el regalo del amanecer se me ha otorgado por 33 años y saber que solo puedo contar con una de mis manos las pocas ocasiones que lo he visto con la inmensidad y el aprecio que se merece, me pone la vida en perspectiva y me conmueve el alma saber que posiblemente tenga 33 años más para disfrutarlos al lado de mi hija. Qué bonita es la vida y que paciente el universo.

Tan transparente como el agua…

Todo es luminoso y liviano principalmente mi cabeza. Leí que Huachuma significa estar sin cabeza, como cortar el pensamiento racional y así eliminar el ego para reencontrar la humildad y caminar en el sendero espiritual sin tanto equipaje. Ligero y transparente. Que hermoso, verdad?

Cuando el chamán terminó de bendecir el agua, llamó a la guardiana de fuego y ella agarró un poco de agua y roció el fuego hacia las 7 direcciones. Después ella fue repartiendo agua a cada uno de nosotros. Cuando ella se acercó, noté como tenía quemaduras en sus manos y sus brazos. Su cara y su pecho estaban enrojecidos por la fuerza del fuego y quise más bien darle de mi agua, pero para ese momento ya sabía que todo tiene un por qué y no quería imponer mis deseos. Entonces tomé agua después de pasar casi 12 horas sin una gota, me supo tan refrescante y tan suculenta. Sentí como ese líquido transparente se resbalaba por mi esófago hasta llegar a mi estómago y me sentí tan llena en todas las formas que una persona se puede sentir llena y completa. Le regresé el vaso y ella estrechó mi mano con el rostro cansado, pero con una sonrisa estirada por toda la cara llena de felicidad y me dijo “Buenos días”. Cuando la guardiana del fuego repartió agua al último del grupo, el chamán le pidió que se sentara. Cuando ella se fue a sentar, él fue a buscar la cubeta de agua, caminó hacia ella y le dió agua. Un gesto que me pareció tan bonito y humilde; él en servicio de todos donde no existe la jerarquía pues todos somos importantes, todos tenemos un camino que recorrer y por tanto todos merecemos ser amados y celebrados. Y así supe que la primera en recibir a Huachuma es la última en recibir agua. Todo tiene un propósito.

Y así se dio cierre a la tercera experiencia más transformativa de mi vida después del día que nací y el día que salió Luna de mi vientre. 3/3/1985 – 18/8/2014 – 17/11/2018

Agradecí a Monica por traerme y por cuidarme a lo largo de la ceremonia y sentí un deseo grande de ver a mi hija, de abrazarla y transmitirle por medio de ese abrazo todo lo que aprendí, todo lo que descubrí y todo lo que ella significa para mi pues ella ha sido el catalista mayor de toda mi evolución como mujer. Ahora todo me sabe a gloria, los colores resaltan, el aire me llena los pulmones, y veo ese líquido transparente como la fuente de verdad y vida que siempre fue, que siempre ha sido, que siempre será y principalmente que siempre seré… agua.IMG-20181118-WA0005

Sincerely J.G.R.

J. G. R. which stands for Joselyn Garcia Rayo wasn’t always my name. It was simplified to Joselyn Garcia back in 1999 when I moved to United States from Nicaragua. It wasn’t until I decided to move forward with the “naturalization” process that I dropped my alien number and added my second last name back to my official documents.

So in a way, I was naturalized twice in my life: The day I was born and the day I added back that second last name which to me has become part of the essence of my identity as an immigrant who now has a daughter: Luna. An identity that exudes deep roots with my Nicaraguan culture, resilience to provide a better life for Luna, and a constant search for the gratification of having family values, social justice awareness, and thirst for new and exhilarating adventures.

So I decided to open a blog to portray the essence of my identity through various writings both in Spanish and English as well as poetry in hopes to raise consciousness in matters that affect us and our future generations, become more open-minded, and be positively present.

Sharing my story, my perspectives and my reality is an act of courage and vulnerability. It has taken me many years to understand myself and accept all the different external circumstances that have brought me here. I’ve come to understand the power of love and synchronicity to the point that I appreciate intentional acts of kindness and compassion. So to me is important to be intentional in everything you do in order to be able to leave a timeless mark  on the world.

Sincerely,

 

J. G. R.

09722231596147dcffc433e44040a73c